Este espacio, conocido por “Santa Capilla”, es sin duda el más significativo del templo. Lo cierra una magnífica reja de hierro forjado obra del maestro Bartolomé de Jaén (1520), cuyo programa iconográfico alude a la Concepción Inmaculada de María. En la reja aún se pueden ver los antiguos cepos donde se recogían las limosnas para dotar doncellas.
Preside la capilla un retablo barroco realizado por Andrés Bautista Carrillo entre 1699-1701, coronado por pintura de la Inmaculada, obra de Ambrosio de Valois (1651-1720). Tras él un bello camarín barroco con la imagen de la Inmaculada tallada en 1735 por Felipe de Mesa. Los lados del presbiterio se cubren con grandes lienzos representando la Profecía de Simeón y la Presentación de Nuestra Señora, pintados en 1706.
Al lado derecho se expone una magnífica tabla de Nuestra Señora de la Luz, también conocida por “Virgen del Pópulo”, obra atribuida a Juan de Borgoña procedente del primitivo retablo desmontado en el siglo XVIII.
En un rincón, un bello púlpito engalanado –desde 1917- por una antigua puerta de sagrario rescatada del desván, de traza mudéjar y orlada por una inscripción eucarística de las vísperas de la festividad del Corpus.
Toda la capilla se cubre con una bellísima cúpula gótica por la que corre una inscripción alusiva a su fundación.
Como el resto del templo, la visión actual de la Santa Capilla responde a la remodelación efectuada a lo largo de los años 1916-1927 por los arquitectos Antonio Merlo, Manuel Mendoza y Luis Berges Martínez, no correspondiéndose a su planteamiento original.
Manuel López Pérez (†)
Cronista
