Don Miguel Vallejos Palomo. Un Sacerdote al servicio de la Iglesia, del Pueblo de Dios
El ministerio sacerdotal de D. Miguel ha sido su referente vital durante toda su vida. Él nos ha acercado al Padre siendo su mediador con todos los hombres. Aún sigue siéndolo, porque su trayectoria y toda su vida ha sido un servicio que ha ido impregnando y dando caridad y calidez cristiana a todos los que nos hemos encontrado en su camino.
D. Miguel tenía una afinada asertividad que se mantenía incólume gracias a su gran formación cristiana y humanista.
La Santa Capilla de San Andrés tiene una deuda infinita de gratitud hacia quien ha sido su Vicario durante 3 decena de años.
En el entorno de la 12 horas de la mañana, al finalizar la Eucaristía dominical, el rezo del Ángelus nos reconducía a todos hacia la maternal figura de María. Con fruición D. Miguel entonaba la salve saludando a María, pidiendo su intercesión, modulando los acordes de la oración como tan sólo Él sabía hacerlo, con precisión y cadencia absolutas.
Hasta su último momento D. Miguel ha ejercido su sacerdocio. Fue precisamente sirviendo al Pueblo de Dios en el confesonario donde ejerció esa su postrer misión antes de ser llamado por el Padre.
San Andrés, ante cuya imagen consagró tantas veces el cuerpo de Cristo, lo habrá acogido también, con los brazos abiertos de su Cruz, como caudillo y vencedor invicto en el combate de la vida, en un abrazo entrañable, ya cuerpo a cuerpo, de bienvenida, de gratitud y de cercanía.
Gracias D. Miguel por su ejemplo de sencillez, de austeridad, coherencia, compromiso y caridad bien constatada.
Todos quisiéramos ser émulos de su vida.
Juan Carlos Escobedo Molinos
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